Cuando fallece un ser querido, una de las primeras decisiones que debe tomar la familia es cómo comunicar la noticia al entorno más amplio. Las esquelas, publicadas tradicionalmente en periódicos y, hoy en día, también en medios digitales, son una forma sencilla y respetuosa de informar del fallecimiento y de invitar a familiares, amigos o conocidos a acompañar en la despedida.
Redactar una esquela requiere sensibilidad, claridad y conocimiento de las fórmulas habituales. No se trata solo de anunciar una pérdida, sino de rendir un pequeño homenaje a la persona fallecida y de ofrecer a los demás la oportunidad de compartir el duelo.
En España, las esquelas forman parte de la tradición funeraria desde hace más de un siglo y continúan siendo una herramienta útil y simbólica para mantener vivo el recuerdo y facilitar la comunicación entre familias y comunidades.
Qué es una esquela y cuál es su función
Una esquela es un texto breve que comunica el fallecimiento de una persona. Puede publicarse en prensa escrita, medios digitales, tablones del tanatorio o incluso en redes sociales, según las preferencias de la familia. Su función principal es informar de la muerte y convocar a quienes deseen asistir al velatorio, funeral o entierro.
Pero más allá del anuncio, la esquela tiene un valor emocional. Representa una forma pública de despedida, un reconocimiento a la vida de la persona fallecida y una muestra de respeto hacia su memoria. También puede servir para agradecer el apoyo recibido durante el duelo o para comunicar que la ceremonia se celebrará en la intimidad familiar.
En muchos casos, las funerarias se encargan de redactar y gestionar la publicación de la esquela, especialmente cuando la familia no sabe cómo estructurarla o dónde difundirla. En el artículo sobre qué servicios ofrece una funeraria puedes conocer más sobre este tipo de asistencia y cómo ayuda a aliviar la carga organizativa en esos momentos.
Cómo redactar una esquela paso a paso
Aunque cada familia puede personalizar el texto, la mayoría de las esquelas siguen una estructura bastante similar. Mantener un formato claro ayuda a que la información se entienda de un vistazo y evita malentendidos.
Los elementos básicos que debe incluir una esquela son los siguientes:
Encabezado o cruz: muchas esquelas comienzan con una cruz cristiana o con el texto “Rogad a Dios por el alma de…”. En ceremonias laicas, puede omitirse este símbolo.
Nombre completo del fallecido: se recomienda escribirlo tal como figuraba en los documentos oficiales, pudiendo añadirse apodos o nombres afectivos entre comillas.
Edad y lugar de fallecimiento: aporta contexto, aunque su inclusión es opcional.
Fecha del fallecimiento: imprescindible para situar la noticia.
Mención a familiares cercanos: suele incluirse “Su esposa, hijos, nietos y demás familia”, aunque puede adaptarse según el caso.
Invitación al funeral o velatorio: indica la hora, el lugar y la fecha de la ceremonia.
Mensaje final: una frase de despedida, agradecimiento o consuelo, como “Descanse en paz” o “Siempre te recordaremos”.
En algunos casos, especialmente en medios digitales, se añade una fotografía reciente del difunto o un enlace al espacio de condolencias del tanatorio.
Una estructura típica de esquela podría quedar así:
“Rogad a Dios por el alma de D. Manuel García López, que falleció en Madrid el día 15 de marzo de 2025 a los 78 años de edad. Su esposa, hijos y nietos ruegan una oración por su alma y comunican que el funeral tendrá lugar el día 17 a las 12:00 h en la Parroquia de San Juan Bautista. Descanse en paz.”
Esta fórmula tradicional puede adaptarse fácilmente a un tono más moderno o laico, eliminando las referencias religiosas si así lo desea la familia.
Consejos para redactar una esquela con sensibilidad
Una esquela debe ser breve, pero también cálida. Aunque la extensión no suele superar las 100 o 150 palabras, la elección de cada palabra importa. El tono debe ser respetuoso y sobrio, sin resultar impersonal.
Algunos consejos prácticos para conseguir un texto equilibrado son los siguientes:
Utilizar frases sencillas y comprensibles, evitando tecnicismos o expresiones rebuscadas.
Revisar bien los nombres, fechas y lugares antes de enviarla a publicar, para evitar errores dolorosos.
Ajustar el lenguaje al tipo de ceremonia: en un funeral religioso se puede incluir una petición de oración, mientras que en una despedida laica se puede optar por un mensaje de cariño o gratitud.
Incluir un toque personal si se desea, por ejemplo una cita breve o una frase que la familia identifique con la persona fallecida.
Mantener una extensión moderada: las esquelas demasiado largas son menos efectivas, especialmente en medios impresos.
La clave está en transmitir respeto y afecto con naturalidad. Una esquela sencilla y bien redactada suele ser más emotiva que una demasiado ornamentada.
Dónde publicar una esquela
Tradicionalmente, las esquelas se publicaban en periódicos locales o nacionales, pero hoy existen múltiples canales donde pueden difundirse. La elección dependerá del alcance que la familia desee darle y del presupuesto disponible.
Estas son algunas de las opciones comunes:
Prensa escrita: sigue siendo el medio más tradicional y con mayor alcance entre personas mayores. Los periódicos ofrecen diferentes tamaños y formatos, y suelen cobrar por número de líneas o centímetros de texto.
Prensa digital: muchos periódicos disponen de secciones online de esquelas, que permanecen visibles varios días y permiten añadir fotografías o mensajes de condolencia.
Tanatorios y funerarias: casi todos los centros publican las esquelas de los fallecidos en sus páginas web o en pantallas situadas en la entrada del edificio. En estos casos, suelen incluir también los horarios de velatorio y ceremonia.
Redes sociales: algunas familias eligen compartir la esquela digitalmente para llegar a personas que viven en otras ciudades o países. Es una opción práctica, aunque conviene hacerlo con discreción y con el consenso de todos los allegados.
Tablones parroquiales o municipales: en poblaciones pequeñas, sigue siendo habitual colocar la esquela en los tablones de anuncios del ayuntamiento o de la iglesia.
Publicar la esquela en más de un medio puede ser una buena opción cuando se quiere garantizar que la noticia llegue a todos los conocidos del fallecido, especialmente en ciudades grandes o cuando el difunto mantenía vínculos en diferentes lugares.
Coste y gestión de las esquelas
El precio de una esquela varía mucho en función del medio y el formato. En la prensa local, el coste suele oscilar entre los 50 y los 200 euros, mientras que en periódicos nacionales o en ediciones con fotografía puede superar los 400 euros. Las esquelas digitales suelen tener tarifas más accesibles, y algunas funerarias las incluyen dentro del servicio general.
En cualquier caso, lo más recomendable es revisar el texto junto a la empresa encargada de la publicación para evitar errores o malentendidos. Los tanatorios y funerarias suelen ofrecer plantillas y ejemplos para facilitar la redacción. Este tipo de ayuda resulta especialmente útil cuando se están gestionando múltiples trámites, como los que describimos en el artículo de los trámites legales tras un fallecimiento en España.
Esquelas digitales: un formato en crecimiento
En los últimos años, las esquelas digitales han ganado protagonismo. A diferencia de las versiones impresas, pueden compartirse fácilmente y permiten añadir fotografías, vídeos o mensajes de condolencias. Algunos tanatorios incluso ofrecen espacios virtuales donde familiares y amigos pueden dejar sus recuerdos, encender velas simbólicas o escribir palabras de despedida.
Este tipo de esquela mantiene la esencia del anuncio tradicional, pero con un lenguaje adaptado al entorno actual. Además, contribuye a preservar la memoria de la persona fallecida de forma duradera y accesible para las generaciones futuras.
Autor:
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