La forma en que se despide a una persona fallecida dice mucho sobre sus valores, creencias y la manera en que su entorno entiende la vida y la muerte. En España, donde la tradición católica ha tenido un gran peso histórico, los funerales religiosos siguen siendo mayoritarios. Sin embargo, en las últimas décadas ha crecido el interés por las ceremonias laicas, más personalizadas y adaptadas a las convicciones de cada familia.
Escoger entre una ceremonia religiosa o una laica no siempre es sencillo, sobre todo cuando no existen instrucciones previas del fallecido. Conocer las características de cada opción ayuda a decidir con tranquilidad y a planificar una despedida acorde con los deseos y sentimientos de todos los implicados.
Qué caracteriza a una ceremonia religiosa
Las ceremonias religiosas tienen como eje la fe y la esperanza en la trascendencia. En la tradición católica, que sigue siendo la más extendida en España, el funeral se celebra como un acto litúrgico de oración por el alma del difunto, pidiendo su descanso eterno y ofreciendo consuelo espiritual a la familia.
El rito se desarrolla normalmente en una iglesia o capilla, aunque también puede celebrarse en el tanatorio si dispone de espacio para ello. Está presidido por un sacerdote, que guía las oraciones y lecturas bíblicas, y puede incluir cánticos, música sacra y la bendición del féretro con agua bendita e incienso.
A lo largo de la ceremonia, se combina la solemnidad con un mensaje de esperanza. La comunidad se reúne no solo para despedir, sino también para reafirmar su fe. Otras religiones presentes en España, como la ortodoxa, la musulmana o la judía, tienen sus propios ritos funerarios, todos ellos centrados en la trascendencia y el respeto hacia el cuerpo y el alma.
En la mayoría de los casos, las familias que eligen un funeral religioso lo hacen porque responde a las creencias del fallecido o a una tradición familiar. Además, los tanatorios suelen contar con capillas multiconfesionales, lo que permite adaptar el rito a distintas religiones.
Ceremonias laicas: una alternativa personalizada
Las ceremonias laicas —también llamadas civiles o no religiosas— se centran en la vida del fallecido, sus valores y sus vínculos personales, sin incluir referencias espirituales ni oraciones. Son una opción cada vez más frecuente entre quienes no profesan una fe concreta o prefieren una despedida centrada en el recuerdo y la emoción.
Estas ceremonias pueden celebrarse en el propio tanatorio, en un salón habilitado, al aire libre o incluso en el domicilio familiar. El acto suele ser conducido por un maestro de ceremonias o por un allegado que toma la palabra para dirigir el homenaje. En algunos casos, la familia elige lecturas, música o vídeos que reflejan la personalidad del fallecido, creando un ambiente más íntimo y cercano.
Entre las características más valoradas de las ceremonias laicas se encuentran la flexibilidad y la libertad. No existen guiones fijos, y cada detalle puede adaptarse a la historia de la persona que se despide. El tono puede ser solemne, pero también cálido o incluso esperanzador, según lo que desee la familia.
Tal como explicamos en el artículo sobre el velatorio: qué es y cómo se organiza, estos actos se integran fácilmente dentro del propio velatorio, convirtiendo ese espacio en un momento de reflexión y homenaje colectivo.
Principales diferencias entre ambas ceremonias
Aunque comparten el mismo propósito —rendir homenaje al ser querido—, las ceremonias religiosas y laicas difieren tanto en su significado como en su estructura. La principal diferencia radica en la presencia o no de un componente espiritual o de fe, pero también en el grado de formalidad y participación de los asistentes.
De forma resumida, las principales diferencias son:
Enfoque: la ceremonia religiosa se orienta hacia la fe y la trascendencia; la laica se centra en la memoria y el legado personal del fallecido.
Lugar: las religiosas suelen celebrarse en iglesias o capillas; las laicas pueden realizarse en tanatorios, jardines o espacios privados.
Oficiante: en los funerales religiosos oficia un sacerdote o ministro; en las laicas, un maestro de ceremonias o un familiar.
Contenido: las religiosas incluyen oraciones, lecturas sagradas y ritos litúrgicos; las laicas incorporan discursos, música y elementos personales.
Pese a sus diferencias, ambas formas de despedida buscan ofrecer consuelo y significado. Muchas familias incluso optan por combinar elementos de ambas, incluyendo una bendición religiosa dentro de un homenaje civil o viceversa.
Cómo elegir el tipo de ceremonia

La elección entre una ceremonia religiosa o laica depende, en primer lugar, de los deseos expresados por el fallecido. Si existen instrucciones previas —por ejemplo, en un testamento vital o comunicadas a la familia—, es importante respetarlas. En su momento ya desgranamos el testamento vital y para qué sirve, profundizando en la posibilidad de incluir las preferencias sobre la despedida.
Cuando no se dispone de esa información, lo más recomendable es que la familia decida en conjunto, teniendo en cuenta las creencias y la historia de vida de la persona fallecida. No hay una opción mejor que otra: ambas son válidas si reflejan de forma auténtica el afecto y los valores compartidos.
También conviene valorar aspectos prácticos, como la disponibilidad de espacios, los horarios o los costes asociados. Las ceremonias religiosas pueden implicar un donativo a la parroquia o al oficiante, mientras que las laicas requieren la contratación de un maestro de ceremonias o la preparación de un guion personalizado.
La figura del maestro de ceremonias
En las ceremonias laicas, el maestro de ceremonias desempeña un papel fundamental. Es la persona encargada de conducir el acto, coordinar las intervenciones y mantener el tono adecuado en cada momento. Su función no es solo organizar, sino también aportar sensibilidad y equilibrio.
El maestro de ceremonias puede ser un profesional o un allegado de la familia. Si se trata de un profesional, suele reunirse con los familiares antes del acto para conocer la historia, los valores y las anécdotas del fallecido, de manera que el homenaje sea auténtico y emotivo. En cualquier caso, es muy importante el papel del maestro de ceremonias en un funeral. Entre sus funciones principales se encuentran:
Introducir el acto y presentar a los participantes.
Leer textos o poesías seleccionadas por la familia.
Coordinar la música y las intervenciones.
Concluir el acto con un mensaje de recuerdo o esperanza.
En el artículo sobre, se explican con detalle las tareas que desempeña y cómo contribuye a crear una despedida personalizada.
Adaptar la ceremonia a los deseos familiares
Una de las tendencias actuales es la personalización de los funerales, tanto religiosos como laicos. Cada vez más familias eligen lecturas, canciones o símbolos que reflejan la vida del fallecido. Incluso en los funerales religiosos, los sacerdotes suelen permitir la participación de familiares o amigos con mensajes y recuerdos personales.
Las ceremonias laicas, por su parte, ofrecen una libertad total para incluir elementos significativos: fotografías, objetos personales o fragmentos de vídeos que recuerden momentos importantes. Este tipo de homenaje ayuda a que la despedida sea más cercana y representativa.
Sea cual sea la elección, lo esencial es que la ceremonia permita a la familia expresar su amor, su gratitud y su memoria de una manera sincera. El acto no solo rinde homenaje al fallecido, sino que también ayuda a los vivos a iniciar el proceso de duelo de forma más serena y compartida.
Conclusión
Las ceremonias religiosas y laicas representan dos caminos diferentes para un mismo propósito: despedir con respeto y cariño a quienes ya no están. Cada una ofrece su propio lenguaje de consuelo, ya sea a través de la fe o del recuerdo.
La elección dependerá de las creencias, los valores y las circunstancias de cada familia. Lo importante es que la despedida refleje la esencia de la persona fallecida y brinde un espacio de unión, reflexión y amor compartido. En un momento de pérdida, más que la forma, lo que realmente perdura es el gesto de acompañar y recordar con dignidad.
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Staff
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